lunes, 7 de noviembre de 2011

AHAR Y EL DÍA DE LOS DIFUNTOS, EL PUNJA.

templos funebres de Ahar
Era el Punja, la fiesta de las ofrendas. Nos habían llevado, previo pago (que aquí todo es barato pero cuando te da la tos aparece alguien que te dice 20 rupiiis), en tuc tuc a Ahar. Ahar es un sitio increíble. Sabemos que esto de increíble lo repetimos hasta la saciedad pero os damos nuestra palabra que nos quedamos cortos. Este lugar es un cementerio. Aquí ese concepto es muy diferente, cuando entras no sientes la muerte respirando en el cogote. Cuando accedes a este lugar la mandíbula se desencaja por completo. Los mausoleos son enormes y de diferentes épocas, hay algunos con más de 350 años, el último es del 2008. En total son más de 250 de diferentes tamaños y formas. A pesar de su belleza no es un lugar demasiado turístico y es posible disfrutar de la zona en la más absolutas de las soledades. El silencio, los pájaros y las libélulas de color rojo... todo es magnífico. Para acceder a algunos de los templetes hay que descalzarse. La zona verde está muy mal cuidada y hay algunas construcciones que se están desmoronando.
Ahar se divide en varias zonas, la principal, por la que se entra, es la zona más noble, tras ella se encuentra otra tan impresionante como la primera, de mausoleos de todos los tamaños, escalonados y sin escalonar.
En la primera zona hay un pequeño pozo escalonado que podría estar un poco mejor cuidado, de todas maneras mantiene el encanto del lugar.

Cuando accedimos a la parte de atrás pudimos comprobar que había una tercera. Esta se encontraba llena de gente, llena de niños y niñas que corrían y se lanzaban al agua de lo que parecía una zona de baños. No se podía acceder desde allí y tras preguntar a una mujer muy sonriente que estaba al otro lado de la valla decidimos dar la vuelta a todo el complejo para acceder al lugar en cuestión. Fue una excelente decisión ya que no nos imaginábamos lo que nos íbamos a encontrar allí. Varios cientos de personas.
Nada más entrar una pequeña zona de baño con un pequeño altar. No nos paramos nada más que para hacer una foto a un grupo de niños que nos saludaban desde abajo. Continuamos andando y llegamos a una zona de baño de un  tamaño considerable. Las mujeres y los chavales se bañaban entre risas mientras otras personas hacían pequeñas ofrendas junto a los árboles o en el mismo suelo. Este se encontraba lleno de frutos secos, maíces y otros frutos que no conocemos. Mientras hacen estas pequeñas ofrendas encienden incienso, en barras finas como las que vemos en España o con unos hilos de algodón que sumerjen en un líquido dentro de unos cuencos de barro muy pequeños.
Nos miran, nos sonríen, hablamos con ellos. Los niños se acercan, nos piden fotos y entre risas te sueltan "20 rupiiis", de seguido te dicen que no con la mano entre risas, los cachondos!!!!.

Seguimos caminando y volvemos por donde hemos venido. Bajamos a los pozos que veíamos al principio, a los que no accedimos. Toda una sorpresa llegar allí abajo.

Nos quedamos parados al final de la escalera ya que se trataba de una zona de baño y solo se veían mujeres.
De pronto apareció un hombre, vestido de blanco inmaculado, moreno y muy sonriente, nos saludó y avanzamos. A nuestra derecha un grupo de mujeres compartían comida entre ellas, es el prasad, comida bendecida. Se reían y nos miraban. Nos invitaron a comer con ellos. Tenían un cuenco metálico con un producto de color marrón. Insistieron en que probáramos aquello. Estaba muy bueno, parecía ser una mezcla entre higo y algún fruto seco, muy dulce y sabroso.

Luego sacaron otro alimento, eran bolitas blancas que al introducir en la boca se rompían y dejaban salir el agua de su interior, era picante y cuando vieron nuestra cara al ver que picaba se rieron con nosotros. Después un líquido de color marrón, caliente, de sabor muy diferente a nada que hubiéramos probado antes. Nos dijeron que era hecho a base de flores. Parecía un caldo de pollo pero sin pollo o algo con levadura de cerveza, dificil saber que era.



Les hicimos unas fotos y seguimos caminando. El único paso que había era por el medio de un grupo de mujeres que cantaban y bailaban. dimos un rodeo por debajo de los arcos y nos quedamos a ver lo que hacían.

mujeres en la ceremonia de Punja
Ese tipo de baile y canto se denomina bhajans. Una persona canta y las demás acompañan con percusión, todo el mundo hace los coros. Nos invitaron a unirnos a bailar con ellos. Allí se apuntó Gala mientras yo hacía fotos. Los niños observaban la cámara de vídeo del móvil y decían "nice". Pasamos un rato muy agradable entre ellos, nos sentimos parte de la fiesta y nos dio mucha pena salir de allí. Nos habríamos quedado mucho más rato.


bailes ceremonia Punja, Ahar
Al salir de allí ocurrió lo de la niña de Ahar. Volvimos al hotel con una sonrisa enorme en la cara. Fueron cerca de 3 horas llenas de montones de vivencias. El templo de Ahar y sus alrededores están repletos de magia. Tuvimos la suerte de llegar en un día de celebración, en el mejor día para ir a un lugar como este.
Hay caras que no olvidaremos nunca.
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