jueves, 10 de noviembre de 2011

JODHPUR,LA CIUDAD AZUL PERO LLENA DE MIERDA DE VACA

Esperamos a la salida del autobus como cada día en torno a una hora. Allí sentados bajo un árbol echamos unas risas con dos indios jóvenes que llevaban un pedal de cuidado. Aquí hay pocas licorerías y las pocas que hay están merodeadas por adictos a estas bebidas. Es raro ver a alguien borracho pero cuando aparecen llevan unas tajadas de cuidado. Estos dos eran dos tipos majetes, con mirada lasciba se hicieron fotos con nosotros, más con Gala que conmigo y cada vez que se hacían una decían "foto foto" como si no se hubieran hecho ninguna. A nuestra izquierda había otros dos personajes. Esperaban con su bombona de butano a que abriera la tienda. Llevaban un buen rato esperando y media hora después de la supuesta apertura por allí no aparecía ni Perry Mason. Les caimos bien y en seguida uno de ellos se animó a hablar con nosotros. Nos enseñó a decir gracias en Hindi "Sucri" y nos dijo que hacía mucho calor, que cuando las nubes tapaban el cielo se estaba mejor. Tenía una mirada de buena persona y era muy suave a la hora de hablar, casi no levantaba la voz.
Nos despedimos de ellos con un "sucri" y nos montamos en el bus.

Como el viaje era solo de 5 horas nos cogimos asientos normales. Menos mal, las camas de "sleeper" eran una auténtica basura, había mierda para parar un tren. Dos guiris que allí había dieron un espectáculo a los nativos curioso. Como su litera estaba emponzoñada entera decidieron sacudir los colchones. Unos colchones que no se habían sacudido desde que se fabricó el autobus, allá por el año 65. Como tenían mucha mierda decidieron sacarlos fuera del bus y sacudirlos allí. Eso provocó las risas entre los allí presentes. Cuando volvieron al interior barrieron la litera antes de poner los colchones y una vez pusieron sus cosas en el interior se percataron de que no había ventana ni barra de seguridad. Eso quiere decir que en caso de volantazo (cada cinco minutos dan uno) podrían salir disparados del habitáculo. De todas maneras eso no era lo que más les preocupó. Lo que a ellos les importaba era pasar frio y es normal, ya que la temperatura era bajísima, a penas 40 grados. Así que decidieron pasarse a otra litera y repetir la misma jugada ante la mirada atónita de todo el bus. Me atreví a vacilarles en inglés y no se si fue por mi inglés patatero o por el contenido del vacile que me miraron con cara rara. A mi me da que estos no sabían a que pais venían.


Nemara

Más tarde en el trayecto había un chico a mi lado, iba de pie. Miraba lo que hacía con el ordenador y tal era su curiosidad que decidí hacerle una foto y retocarla delante suyo. Era un chavalito muy majo, hablé con él un rato y se despidió con un "good luk". Le gustó la foto y se sintió muy agradecido. Me dijo que se llamaba Nemara.

Llegamos como a las 9 de la noche a una gasolinera a la entrada de Jodhpur, estas suelen ser las estaciones de bus improvisadas. Compartimos con un alemán el tuc tuc, un hombre con una cara de pardillo de las buenas (vamos, cara de alemán). El tuc tuc nos dejo en plena Old Town y con nuestras mochilas y un calor de espanto nos adentramos en un laberinto de calles cubiertas de mierda, vacas, mierda de vaca (la cual pise y recibi el vacile oportuno por parte del chico de recepción de hotel, un cachondo) y derivados varios que es mejor no pensar aunque el olor que llegaba a nuestras narices nos indicaba un nivel de podredumbre muy, pero que muy por encima de la media permitida.

Al final después de ver varias guest house que la verdad eran como nidos de ratas acabamos en un hotelito que nos costo un poco más pero merecia la pena, al menos se  veía el dibujo de los azulejos del suelo que ya es de agradecer.











Castillo de Meherangarh:

Construido en 1806 para celebrar las victorias sobre Jaipur y Bikaner, que están bastante lejos. Tiene siete puertas y está construido en terracota oscura.
En el interior hay un laberinto de palacios y patios lleno de celosías al estilo árabe, desde donde se puede mirar hacia fuera pero no al revés.
Es la típica construcción del Rajastán.


Esta mañana nos hemos levantados muy descansados, se agradece no escuchar el ruido del tráfico en la oreja (en ciertas ocasiones nos hemos sentido guardia de tráfico ya que parece que te pasan al lado). Hemos desayunados como campeones bajo las murallas de fuerte, unas murallas que se elevan unos 125 metros, impresionante y nos hemos dirijido a investigar este lugar, pero justo antes de la salida del hotel con una llamada de "epa" a lo vasco David saludó a un chico que resulta que era de Bilbao, se reconocen con este saludo (mosqueante).


Todos juntos nos adentramos en el fuerte, primero nos esperaba una cuesta muy empinada bajo un sol de justicia y tres horas deambulando por parte del palacio que se podia visitar.Para quien haya visto la peli "The Fall, el sueño de Alejandría" bastan las palabras pero deciros que es un sitio guapìsimo, una fortaleza contruido en una loma que jamás sucumbio al enemigo, como para no, lllegaban los enemigos en general veían el asunto y vamos, vamos... menuda perecita. Por el resto precioso, por dentro de cuento de las Mil y una Noches.




El de Bilbao, la alemana y Gala

Ahora después de una comida reparadora nos daremos una vuelta por el laberinto de calles antes de que anochezca que sino no vemos lo que pisamos y esto si que es tremendo.






Desde la muralla se contemplan las maravillosas vistas de la ciudad, todas las casas aparecen teñidas de azul índigo. Pigmento muy común en la zona utilizado para dar frescor y evitar la aparición de mosquitos. Dándole un rollo de mar interior visto desde lo más alto.

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