jueves, 16 de enero de 2014

KRATI Y PHNOM PHEN, CAPITAL Y CUNA DEL HORROR

El último atardecer en Don Det, naranjas, rojos, malvas... y una birra "Beerlao" bien fría

La frontera con Camboya

Tras el paso por el maravilloso pueblo de Don Det, al sur de Laos, nos introdujimos en otro pais tan májico o más que Laos. Atravesamos la frontera por el norte en Trapeang Kreal a pocos minutos de las 4000 islas. Nos hicieron esperar varias horas para recibir las visas y estamparnos los correspondientes sellos de entrada.





Una para 18 y 18 para una. Los tres mosqueteros eran unos aficionados. A todo este montón de gente
hay que sumarle 16 mochilas grandes y luego en España se montan 6 y te multan.

Los niños en el mundo entero son iguales, unos crack
sin complejos y con una sonrisa enorme
En un primer momento al subirnos en el autobús hubo cierto cabreo por parte de los presentes, muchas personas para pocas plazas. Tras varios minutos de desconcierto en los que parecía que era la primera vez que recibían extranjeros nos fuimos recolocando cada uno como pudimos y por pura casualidad nos tocó a todos los españoles en una pequeña furgoneta en la que ya había un puñado de gente. Discutimos como pudimos y terminamos entrando y ocupando uno de los pocos asientos que quedaban, al final terminamos 18 personas en un vehículo que estaba preparado para 9 o 10. A unos 40 kilómetros de la salida la minivan se paró para hacer un transbordo de pasajeros del autobús de origen a la furgoneta y viceversa y por arte de magia terminamos sentados en sillas de plástico en medio del pasillo. Así nos tiramos en torno a 4 o 5 horas que se hicieron bastante pesadas.

HOLLIDAYS IN CAMBODIA (DK)

El atardecer en Krati es de los más espectaculares de Camboya, aunque la ciudad no es gran cosa
los alrededores son espectaculares.

En Krati nos recogimos en un pequeño guest house por el precio de 5 dólares la habitación. Camboya a pesar de tener moneda propia usa de igual manera el dolar americano, lo cual es un lio que no veas ya que la mayoría de las veces se paga la mitad en Rieles Camboyanos y el resto en dolar americano, un follón de narices.
Alrededores de Krati. Pasarela de bambú sobre el Mekong. Las hacen año tras año porque el rio
en las crecidas las destroza.

Aposentados y cansados encontramos un restaurante donde daban de comer auténticas maravillas. Comer en esta zona del planeta es un placer para los sentidos, sobre todo si eres carnivoro, cosa que no nos pasa. De todas maneras comemos mucho arroz con verduras y noodles con mil cosas deliciosas. Esa noche tocó comer unas verduras a la plancha en salsa de ostras que eran de locura de lo buenísimas que estaban.
Al día siguiente y tras pasar por la oficina de turismo alquilamos unas motos y nos pegamos 80 kilómetros entre ida y vuelta para ir a ver un templo de cien pilares, ciento uno con Pilar.

Lo mejor no fue el templo sino el recorrido en si. En Camboya no hay mucho tráfico fuera de lo que es la capital y da gusto circular con Vehículos de este tipo a pesar de los innumerables baches que hay en todo el pais.
Cuando se observa la cara de estos niños resulta increíble entender como es posible que tan solo hace 30 años
los Jemeres rojos agarraban a estos niños por los pies y los estrellaban contra un árbol destrozándoles
la cabeza. En Asia no solo los niños sino todo el mundo te devuelve una sonrisa en cuanto cruzas la mirada.

De vuelta y a velocidad muy muy lenta encontramos una plantación de arroz verde, algo raro en estas fechas ya que no es época y los campos se encuentran recién recogidos. Allí había una familia con niños  que cuidaba y trabajaba en el campo y en una pequeña charca artificial y para comer se habían hecho con unos peces y una rana que calentaban al fuego aún con vida.
El rio Mekong nos ha acompañado durante el último mes, sencillamente increíble y grande

Volvimos a cenar al  mismo lugar de el día anterior y nos pegamos un homenaje de cuidado. No sin antes echar unas fotos de la espléndida vista del Mekong en este punto.

En ese momento del atardecer y cuando el sol estaba completamente oculto detrás del horizonte el cielo se puso rojo. Era un rojo intenso y brillante, del color de la sangre y por unos pocos minutos como si de vino se tratara nos embriagó con su visión atrapándonos  como lo lleva haciendo todo el viaje. Fue un espectáculo que dificilmente olvidaremos. Krati es famoso por sus puestas de sol y aunque no esperábamos gran cosa nos dejó verdaderamente sorprendidos.

A la mañana siguiente y bien temprano cogimos un minibús dirección Phnom Phen. Llegamos a la capital cuatro horas después tras pagar más de lo que quisiéramos. Camboya es un pais barato de verdad pero el transporte para el estado de las carreteras, que es lamentable, es desorbitado.

LLegamos a la capital de Camboya de mañana y tras encontrar un pequeño hotel en el que regateamos con uñas y dientes nos despedimos de nuestros compañeros de viaje de los últimos días,  Rai y Sebas, los mallorquines viajeros. Hemos pasado tres días espectaculares con ellos con risas y buenas charlas pero llegó el momento de separarse.
Sebas y Rai, gracias a ellos ahora sabemos que las patatas de bolsa se llaman "Patatilla" ;)

Una vez solos dimos una vuelta por el mercado de la ciudad, otra enormidad donde encontrar absolutamente de todo, para comer, para vestir o para llevar. Para lo que uno quiera. Salimos de allí tras comer los dos por a penas un par de dolares y fuimos a dar a la calle donde estaban los tuc tucs caza turistas. Regateamos como cada día sin llegar a un acuerdo para ir a ver los campos de prisioneros y el campo de exterminio de Pol Pot. Al final el karma nos hizo dar con un chaval super majo llamado Paol Lo que nos llevó a una velocidad endiablada de a penas 15 km/h por unas calles llenísimas de polvo como no habíamos visto ni siquiera en India.

KILLING FIELD, CHOUENG EK


La pagoda de la paz dentro del campo de exterminio. El interior de esta está lleno de craneos de
gente asesinada de mil maneras diferentes y de todas las edades y condiciones.

Mapa del campo de exterminio en castellano

La pagoda es lo primero que
se ve según se entra
El 17 de Abril de 1975 Pol Pot y los Jemeres rojos entran en la capital de Camboya, Phnom Penh, se introducen una de las historias de horror más salvajes que ha conocido el ser humano. Durante los siguientes 4 años la población de 8 millones de habitantes del pais  se  ve reducida a 5. Miles de personas son trasladadas a campos de exterminio o campos de trabajo. La capital se convierte en ciudad fantasma tras ser arrastrada la población a los campos a cultivar arroz sin posibilidad de evitar esta circunstancia.

Artistas, profesores, intelectuales y toda la clase media y alta de la sociedad camboyana son exterminados de manera literal. Más de 3 millones de personas sufren torturas y son asesinadas no sin antes recibir amputaciones de todo tipo. Mujeres violadas, niños asesinados tras aplastar sus cabezas contra un árbol y hombres mutilados y torturados sin piedad en nombre del sueño de un loco que decía liberar el país de traidores y derrotados  e instaurar un reinado del terror que dejaría en la absoluta pobreza y en una terrible hambruna al resto de la población.
Los audio guía ayudan a saber todo lo que ocurrió y algunos relatos en primera persona te ponen
los pelos de punta

En la actualidad el campo de exterminio de Choueng ek es el recuerdo de todas estas atrocidades en las que un loco y su locura dieron la cobertura necesaria a tantos psicópatas como quisieron apuntarse a semejante barbarie.

Las fosas comunes componen el paisaje de este terrorífico lugar, cada agujero albergó a decenas de cuerpos
aún los restos sobresalen cuando llueve en época de monzones.
Los restos los van acumulando sobre pequeñas urnas para
que la gente no se los lleve. Mandíbulas, dientes, costillas... ropa...
En el centro del campo una pagoda de reciente construcción recoge miles de craneos de todas las edades. Craneos que observan en silencio al visitante y hacen que un nudo te agarre la garganta. A su alrrededor decenas de fosas descubren los restos de miles de inocentes, sus huesos afloran a la superficie junto con sus ropas y dientes, mandíbulas y huesos se esparcen por el suelo entre las pocas hierbas que en las simas aparecen. Al fondo un lago recuerda que muchos de estos fueron arrojados al agua y que esa charca un día fue charca de muerte mientras las libélulas juguetean entre las hojas de los árboles con la suavidad de plumas que arrastra el viento. Dicen en India que las libélulas son las almas de los muertos que esperan reencarnarse. Si es así esta charca estaba llena de estas almas. Pensamos sentados en un pequeño kiosko sobre las aguas y observamos esta circunstancia y llegamos a sentir un encojimiento del estómago de quien descubre la verdadera cara de ese paraiso. Decenas, cientos, miles de almas abandonaron sus cuerpos en ese maravilloso y terrible lugar que un día fue el lugar en el que alguien jugó a ser el mismísimo demonio.
Más tarde y en silencio volvimos al tuc tuc para reencontrarnos con aquel conductor de sonrisa ancha que con mirada de niño nos preguntaba qué habíamos sentido. Dificil responder, tal vez rabia... tal vez no habíamos entendido nada. Así y entre el polvo que nos llenaba ojos y boca nos llevó a la velocidad de un galgo jubilado al siguiente museo del horror. Así llegamos a Tuol Sleng, también llamado "Former Office S.21"
El árbol en el que destruyeron la vida de cientos de niños hoy es un santuario donde la gente deja sus pulseras.
Cuentan los primeros que llegaron al campo terminada la masacre que el árbol aún tenía sangre y sesos pegados
en su corteza.

La ropa de los asesinados asoma de entre el barro, ropa de campesinos o de gente de la ciudad


En esta foto se aprecia una camisa de color verde, una manga con su brazo en el interior y en el medio dientes.

Los craneos de la pagoda muestran como fueron asesinados, los cráneos de los niños se encuentran destrozados
por su lado derecho, el lado del impacto contra el árbol.

En la actualidad en el interior de la urna se encuentran más de 8000 cráneos de hombres, mujeres y niños

Este árbol en cuestión se encuentra en el medio del campo. Dice la audio guía que de él se colgaban altavoces
que hacían sonar música durante todo el día. Además un motor diesel lo acompañaba y juntos eran los últimos
sonidos que los que allí llegaban escuchaban. El audio reproducía el mismo sonido y se te hacía un nudo en el estómago solo de imaginarlo.

S.21

Pabellón 2 del S21. Barracones y salas de torturas

El S.21 era el centro de detención, interrogatorio y tortura más grande que ha visto Asía en el último siglo. Aquí miles de personas eran trasladadas para recibir vejaciones y maltratos de todo tipo. Se calcula que cerca de 20000 personas fueron asesinadas sin ningun juicio ni compasión, Arrancándoles confesiones absolutamente absurdas de trabajar para la CIA o colaborar con el enemigo. Pero quien es el enemigo? El enemigo era todo aquel que Pol Pot y los jemeres rojos decidieran en cada momento.
Una de las múltiples salas de tortura. Unos hierros de cama, unas esposas y un hijo de puta golpeando a un inocente

Imagen de una persona
torturada cuando
entraron en el campo
por primera vez

Cuando Pol Pot y los jemeres rojos entran en Phnom Penh acusan a los políticos y a la clase burguesa del momento de robar, malversar y corromper el pais. Puede que parte de razón en estas acusaciones tubieran, solo hay que ver como funcionan en la actualidad la mayoría de paises del mundo, incluido España. Y puede incluso que más de uno se mereciese la cárcel por este hecho. El problema es que estas acusaciones acabaron por arrastrar a la gran masa del pais y terminaron siendo pasto de los lobos más despiadados que habían sustituido hazadas por AK47 y que con el apoyo de su lider se habían hecho con el poder. Incluso ellos, los torturadores, terminaron en muchas ocasiones con sus huesos en la S21.





Las normas del campo y de sus torturadores


Las víctimas
Para evitar muchas puertas
al exterior se derribaron muros
y se comunicaron las
habitaciones por dentro

En la actualidad la S21 se encuentra a modo museo del horror. Muchas de sus estancias se conservan tal cual salieron sus últimos ocupantes y hasta la sangre aún permanece pegada en el suelo a modo de gotas y salpicaduras. Paredes, suelos y techos se cubren del líquido rojo, agarrado para siempre a los viejos y sucios azulejos de lo que antaño fue un colegio para niños. Algunas de sus estancias conservan las pizarras de la época anterior a Pol Pot y es posible ver inluso escritas las últimas lecciones en francés que algún profesor dio a sus alumnos. Quien sabe si ese mismo profesor llegó a ver y de pasada esa misma lección mietras era arrastrado hasta una de las salas de tortura para ser sometido a ahogamientos que en muchas ocasiones terminaban en muerte.






La sangre aún es visible en el suelo de todas las habitaciones en los tres pabellones


Algunas de las salas de tortura son amplias, con un somier de metal y una ventana de barrotes. Bajo las estructuras de metal afloran las manchas de la sangre de aquellos que sucumbieron. Y en el suelo utensilios de tortura que en ocasiones se limitaban a unas tenazas, un bambú, una hazada o cualquier herramienta susceptible de arrancar un grito y un buen derramamiento de sangre.
La puerta al pabellón 3, la zona de barracones de madera

En otras estancias las fotos de los torturados, antes y después y siempre con la cara absolutamente descompuesta ya que saben por los gritos de los que los sucedieron que  su final está cerca. EL rostro de la muerte y los ojos vidriosos muestran la cara final de quien expiró el último aliento que de alguna manera ganó la lucha al torturador con su muerte ya que este por un momento dejó de beber su alma mientras esta, ya libre, abandonaba el cuerpo de quien nunca debió de estar allí.
Una de las pizarras aún conserva el rastro de la última lección que se dió como colegio, después todo fueron
gritos y sufrimiento

La última de las salas, la segunda planta del pabellón 3 es quizas las más siniestra de todas. Lo que antaño fueron aulas ahora se habían dividido en celdas de madera o ladrillo. Sin tener en cuenta que cada una tuviera ventana al exterior y dejando un espacio de no más de 3 o 4 metros cuadrados. Al entrar en estas pequeñísimas habitaciones es fácil por una milésima de segundo sentir el absoluto terror que sintió mucha de esta gente.
Los barracones de madera eran sin duda lo más aterrador de aquel lugar

Estas habitaciones estaban vacías, a diferencia del resto de la S21. Aquí no había visitantes y Pilar y yo paseamos entre sus puertas, en silencio. Las abrimos y cerramos a nuestro antojo y de manera individual pudimos entrar en ellas por unos segundos con la certeza y seguridad de poder salir y aun y todo era de una angustia dificil de explicar. Cual debía de ser el miedo que sintiera esta gente teniendo en cuenta que las puertas eran de madera de mala calidad y el pestillo exterior era como el de cualquier servicio de un bar de carretera. Y nadie hizo nunca nada por tratar de escapar. El poder del miedo, que como diría Rainer Maria Rilke, después de todo eso, después de todo, están los otros miedos, los miedos.
La máquina de ahogamientos "simulados" solía terminar en muerte. lo sabemos por la cantidad de fotos de
víctimas que salían expulsando espuma por la boca.

Volvimos al hotel, hoy no hablamos mucho y nos echamos en la cama, cansados física y mentalmente con el pensamiento de marchar mañana a Angkor. Las playas de Camboya para cuando volvamos la próxima vez.
En las noticias leemos que Burgos arde y que hay quien exige, por fin, los derechos más elementales. La posibilidad de ser verdaderamente pueblo soberano y que aún hoy, en el siglo 21 sigue habiendo otra gente que cree que con el miedo se consigue vencer sobre la verdad y que el pueblo aborregado acepta cualquier circunstancia en beneficio de los de siempre, los de arriba. Ya nos vendieron en el pasado que la vida y la política es una cuestión de derecha o izquierda pero hoy sabemos que hay quien no sabe con que mano come y que esto en realidad es lo que fue siempre, los de arriba o los de abajo y  los de abajo somos muchos más. Cuando todos los de abajo nos demos cuenta que estamos abajo y que vivimos al servicio de los de arriba puede que entonces, y solo entonces, los de arriba pasen a estar debajo.

Puede que Burgos sea la primera ciudad, puede que solo sea un hecho aislado, al menos quedará la cosa de ver que en un pequeño barrio de Burgos hay gente que aún defiende lo que cree que es un derecho, la libertad. Arriba Gamonal!!!!!

Me quedo con la sonrisa de este niño y el deseo de que en el mundo terminen las torturas, sé que repito foto pero tras las anteriores esta foto es una absoluta cura de tanto mal. 

Namasté mere dost!!!!! :(


P.D: Veranea en Puerto Urraco!!!!!

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