martes, 3 de diciembre de 2013

HIMALAYA, EL TECHO DEL PLANETA


Desayuno mañanero para
afrontar los Annapurna

Al final conseguimos ir y volver por los Annapurna. Fuimos acompañados por dos chavales que nos hicieron de guía, el primero Dines es un buscavidas, un tipo super despierto que se ha hecho a si mismo desde que era bien pequeño, todo un genio del que habría que hacer un post para él sólo. El segundo Kirom, según nos ha dicho la traducción de su  nombre es "Rayo de sol" y la verdad hace honor a su nombre porque es un chaval increible, buena persona y super atento.La ruta por el Annapurna ha sido espectacular pero ir con estos dos chavales lo ha hecho aún mejor.





LA RUTA POR EL ANNAPURNA



Permisos para acceder al Annapurna
Hay muchas rutas para hacer trekking por los Annapurna. La mejor opción para pasar unos días espectaculares es coger una ruta corta como hemos hecho nosotros. Nosotros hemos escogido una que es conocida como POON HILL.

La ruta de Poon Hill se hace en 4 días pero si no estás en muy buena forma la puedes meter todos los días extras que consideres ya que hay montones de hoteles por el camino, a cada cual con mejores vistas. Dedicaremos un post especial para dar toda la información necesaria por si alguien se anima a hacer alguna de estas rutas. Ahora vamos a contar nuestra experiencia.






POON HILL


El rio junto al camino

Como toda gran ruta esta empieza con un camino de tierra lleno de piedras, un montón de nepalíes que a  los lados del camino te tratan de vender cosas con cara de "si supieras en la que te metes lo mismo te dabas la vuelta ahora mismo".







Comenzando la ruta

Lo bueno de esta ruta es que no necesitas llevar agua, solo una botella que puedes ir rellenando a medida que te vas encontrando con fuentes naturales que manan agua del Himalaya. Por dios que agua, transparente, rica y fría como si chuparas un hielo, increible.


La parte fácil
En esta foto es dificil hacerse una idea del montón de escaleras que hay, para que te puedas hacer una idea ayer Marvin en la cena nos contaba que él destrozó la suela de su bota y volvíó casi descalzo. Nos enseñó la foto de su pie al terminar el trayecto de bajada y lo tenía como un balón. El primer tramo es demoledor, como para darte la vuelta y no pensar en Annapurnas ni nada parecido. Lo de la foto es la parte fácil, de la parte chunga no hay fotos porque juro que sólo podía pensar en subir y terminar el día, de lo más duro que he hecho en mi vida. El paisaje precioso, todas las escaleras entre una arboleda maravillosa pero todo eran escaleras y escaleras y más escaleras. Por cierto,las escaleras no están hechas para el turismo, tienen más de 200 años y son para llevar suministros a los pueblos cercanos al Annapurna.

En el primer descanso en Nayapul, juegos de cartas con Kirom y Dines

Salida desde Nayapul con una altitud de 1070 metros. 



El rio cada vez más pequeño
Compramos unas naranjas, que en Nepal están de vicio y unos frutos parecidos a los higos que también están muy buenos y empezamos la escalada justo después de pasar el check point. Si, aquí donde menos te lo esperas hay un par de nepalíes cubiertos hasta arriba que te piden el permiso de trekking que hay que pagar para poder adentrarse en estas rutas. Algo que está genial puesto que lo que más llama la atención de estas rutas es su limpieza, ya la quisiéramos en nuestros montes.



Descanso junto al rio con Dines
Los primeros kilómetros fueron tranquilos, nada hacía presagiar el palizón tremendo que nos esperaba. En teoría el primer día andaríamos durante cinco horas pero como estamos en buena forma física lo hicimos en cuatro. Eso fueron un total de 15 kilómetros, la media es muy buena ya que el desnivel que se supera es de 960 metros hasta llegar a Ulleri. A dos horas de llegar a esta pequeña población de no más de 100 habitantes empieza un entramado de escaleras que te mata. Si digo que son miles de escalones es posible que me quede corto o no te hagas una idea de lo que estoy hablando. Es una cantidad de escaleras que desespera y pobre de aquel que tenga mal las articulaciones, no apto para lesionados de rodilla.
En Ulleri pasamos la primera noche, exaustos, con ganas de ir a dormir y meternos en los sacos. Hacía frío y cenamos un Dal Bhat calentito. Nuestra habitación estaba justo encima del camino y se podían ver las tres colinas que acabábamos de pasar, en medio el río. Una arboleda lo cubre por completo y solo en el último tramo se puede ver la dureza del camino.
Reencuentro con David a mitad de camino, él bajaba y nosotros subíamos.
A la derecha de la foto entre la jungla se ve al Yeti.

Cenamos pronto y a eso de las 8 de la tarde nos íbamos a la cama, no sin antes disfrutar de un mini concierto de guitarra que nos ofreció Kirom con una enorme sonrisa en la cara. Fue genial y éramos conscientes del maravilloso momento que estábamos pasando así como del que estábamos a punto de pasar. Al día siguiente nos esperaban dos horas duras de escaleras hasta Ghorepani.


Salida desde Ulleri con una altitud de 2010 metros.



Nos despertamos temprano tras una larga y fría noche. Los primeros rayos de sol entraron justo por encima de nuestras cabezas cuando ya teníamos los ojos abiertos y pudimos disfrutar del amanecer con un café calentito en la única terraza que el pequeño Guest House tenía. Una terraza que estaba justo en el lateral de nuestra habitación. 

Tras un desayuno de huevos, tostadas y patatas recogimos nuestras mochilas y continuamos nuestro recorrido hasta Ghorepani. El camino era bastante duro, auqnue nada que ver con lo que habíamos vivido el día anterior. Otra vez miles de escaleras para alcanzar la altitud de 2750 metros. Eso quiere decir que en el periodo de dos horas subimos un desnivel de 740 metros. Eso es mucha altura. 
En el interior de la habitación del Guest con el Annapurna de fondo

Las escaleras se intercalaban con zonas llanas de bosque. Suelo de piedras, bosques de bambú y cielo azul, que más se podía pedir. Al fondo y de vez en cuando se divisaba la figura del Machhapuchare (cola de pez), montaña sagrada que aún nadie ha escalado jamás y que se muestra imponente con su pico doble.

Ghorepani


Llegamos a Ghorepani antes de comer y tras descansar al sol tras después de una ducha calentita a 27º (eso no es caliente!!!) nos metimos otro Dal Bhat para el cuerpo. Volvimos a descansar y dimos un rodeo al pueblo, no sin antes echar unos billares con nuestros acompañantes. Si hay billares en Ghorepani. Hay que tener en cuenta que esta población está lejos de todo y que todo se sube a mano o en burro y había dos billares americanos en lo más alto. Alucinante. No es que nos apeteciera mucho jugar pero se empeñaron tanto que accedimos y pasamos un buen rato perdiendo contra los anfitriones. Anfitriones que perdieron cuando se enfrentaron a un Ghurka de la tribu guru que había allí sentado con uniforme del ejército británico y el escudo de la USAF (Afganisthan). El tipo era bajito pero tenía una pinta de dar hostias como panes de pueblo. 

Nos fuimos a cenar al poco rato unos noodles con sopa increibles y de ahí nos metimos en la cama a eso de las 7:00 p.m. El día siguiente era el más duro de todos. Yo no recuerdo haberme pegado nunca semejante paliza. 


Salida desde Ghorepani con una altitud de 2750 metros



Nos levantamos a las 4:30 a.m. El cielo estaba lleno de estrellas, era como si alguien hubiera puesto diez veces más de las que hemos visto en otras ocasiones, se veían todas las constelaciones. Miles, millones de estrellas brillando. El carro sobre el pico sur del Annapurna fue moviéndose a medida que pasaba el tiempo en dirección sur este con una pequeña curvatura que lo devolvía al este. Se veían todas las estrelas como nunca antes las habíamos visto. Fue espectacular, tanto como los mismos picos.

A la derecha el Machhapuchare, en el centro el Annapurna sur y un poco a su izquierda el Annapurna


A -5º C.
Sin desayunar y tras pasar la noche más fría de todas (5 bajo cero) y armados con una chupa de alta montaña que habíamos alquilado en Pokhara  subimos el último tramo para llegar a Poon Hill y ver amanecer entre los picos nevados del Annapurna. 

El camino hasta Ponn Hill es otra zona infernal de escaleras. En teoría se tarda una hora en subir y nosotros lo hicimos en 37 minutos. No sé si era las ganas de llegar y ver los Annapurna o el frío que hacía. Subimos tan rápido que sudamos la gota gorda.



Llegamos arriba aún de noche. Nosotros y otras 200 personas de todas las nacionalidades, sobre todo chinos. Como se nota que tienen pasta, están en todas partes. 

POON HILL 3200 metros



Poon Hill es un mirador que está a 3200 metros, quiere decir que hicimos una ascensión de 450 metros en 37 minutos. Una ascensión por cientos de escaleras que juro se hacían interminables. Si cada escalón tiene una altura de 20 cm subimos un total de 2250 escalones. Para morirse!!!!!!
El Daulagiri

Ver amanecer en Poon Hil es una experiencia irrepetible. Al norte el Annapurna sur, a su derecha el Machhapuchare, a su izquierda el Annapurna I y al oeste el Daulagiri. Dos ochomiles en un espacio minúsculo, un perfil de montañas irrepetible y único en el mundo.
Con Marvin en la cima del Poon Hill, detrás nuestro el Annapurna

Media hora más tarde de lo esperado empezó a amanecer. El sol en el Este comenzó a salir tímido por el horizonte. Lo primero que se iluminó fue  la cresta del Machhapuchare y el pico del Annapurna. Los colores tornaban entre el malba, el naranja y un tono rosaceo bellísimos y los picos más altos cubiertos de nieve nos daban los buenos días sacando nuestras sonrisas. El frío era helador pero el momento merecía la pena. Los cielos estaban despejados y un mar de nubes debajo de nosotros ocultaban el resto del paisaje. 
Poon Hill es un lugar fantástico que nos ha enseñado el techo del mundo.

Salida desde Ghorepani hacia Ghandruk, la etapa más dura



En la cima del monte frente al Poon Hill


Bajando otra vez
Tras bajar de Poon Hill y desayunar unos huevos con pan nepalí en Ghorepani nos pusimos rumbo a Gandruk. En principio parecía algo sencillo ya que comenzábamos a bajar pero nada más lejos de la realidad. Para bajar primero hay que subir un pico tan alto como Poon Hill que se encuentra justo en frente de este. Otro par de miles de escaleras con la diferencia de que ya habíamos subido un montón de ellas un rato antes. Terrible paliza. Todo ello para llegar a la cima y llanear un rato para volver a bajar y subir otro par de veces. De pronto nos encontrábamos en lo más bajo de un valle y comenzábamos la subida a otro pico. El cansancio era sobre todo mental, al menos el mio. Con algún dolor de rodillas normal de tanta escalera. Así varias horas entre pico y valle hasta llegar a Tadapani a 2170 metros. Si has hecho cálculos verás que Ghorepani, la etapa anterior está a 2750. Eso significa que tras 2 horas ymedia de sube y baja sólo habíamos bajado 580 metros más los 450 de Poon Hill. Aquí es donde empecé a pensar que el trekking no tenía final. Estuve engañado yo solo de que Tadapani era el final del viaje y cuando llegamos ahí Dines, nuestro guía, me recordó que aún nos quedaban 45 minutos hasta un punto intermedio y otras 3 horas y media para llegar a Ghandruk. Ahí me quería morir, las rodillas ya dolían un montón en ese momento. 
La bajada hasta Ghandruk fue... dolorosa... dolorosísima. Hasta tal punto que no solo dolían las rodillas, de tanta bajada dolían hasta los dedos de los pies. El camino hasta Ghandruk es sencilamente hermoso, pero infinitamente doloroso. Se camina durante dos horas junto a un rio de aguas cristalinas entre dos paredes de roca espectaculares, todo ello aderezado con un verde intenso. Se puede beber el agua de cualquier chorro que sale de la pared.
El camino de piedras

Llegamos varias horas después a Ghandruk y nos acoplamos en un Guest House con unas vistas espectaculares al valle. El Guest House estaba limpísimo, todo blanco y con agua caliente que te quemaba al tocar la piel, así que como dos huevos cocidos nos metimos debajo del grifo hasta que se nos arrugó la piel. 
Cenamos unos noodles y un Dal Bhat y al sobre a las 7 de la tarde para descansar las piernas de la paliza del día. 
Con el Machhapuchare y el Annapurna de fondo

Salida desde Ghandruk con una altitud de 1940 metros. 




Cruzando uno de los muchos puentes
Salimos descansados por la mañana. Una pequeña ducha y un desayuno en una German Bakery del pueblo en el que nos clavamos dos croisant de chocolate como hacía tiempo no catábamos. Caminamos durante cuatro horas. Esta vez solo de bajada. Miles de escaleras de piedra y un valle hermosísimo con cientos de terrazas de arroz. Bueyes, vacas, niños y ancianos, porteadores, plantas, gallinas, pollitos y patos.







De vez en cuando había que apartarse para dejar paso a una caravana de caballos y mulas que llevaban a algún punto del camino, tal vez a Poon hill lo necesario para tanto visitante, tal vez unos techos de metal para tapar algún caseto. Quien sabe...

Tras la caminata por fin llegamos a Birethanti y de ahí un par de kilómetros más adelante a Nayapul, el final del trayecto. 
Con Machhapu, el perro que nos
acompañó casi cuatro horas

La paliza ha merecido la pena. Lo hemos pasado en grande y hemos disfrutado como niños. Hemos conocido a dos chavales super majos que nos han guiado perfectamente con los que nos hemos echado unas risas alucinantes. Nepal es un sitio fascinante y la zona del Annapurna es perfecta para hacerte una idea de donde está el techo del planeta.

El día terminó con unos momos y unas cervezas en el Sugarcanne con un tipo super majo llamado Marvin natural de Munich. Tuvimos una buena charla y arreglamos el mundo un rato mientras escuchábamos a unos chavales nepalíes hacer versiones de Nirvana, Metallica, Dilan y alguno más. Terminó por invitarnos a las birras y con la promesa de visitarnos bien en España o en Alemania. Marvin es otra de esas personas, que como nosotros, piensa que otro mundo es posible. Fue un lujazo conocerlo y ver que hay más gente que piensa como nosotros.


A pocos metros de terminar la ruta de cuatro días y con el cuerpo machacado de la paliza. Maravillosa paliza!!!!


Este mediodía salimos dirección Kathmandú. Nos acercamos al Everest y al Canchenjunga, de ahí tomaremos dirección Dargeeling. Después del frío que hemos pasado en los Annapurna tenemos ganas de un poquito de calor.

Visitar el Annapurna ha sido muy especial, conocer a Kirom, Dines y Marvin ha sido muchísimo mejor.

Tenemos cerca de 1100 fotos de estos cuatro días. Al final del viaje haremos un resumen de las mejores fotos y del recorrido, un poco más preciso todo, con precios, kilómetros y demás por si alguien se anima a hacerlo, es muy recomendable y para los amantes de la montaña decir que la experiencia es única e irrepetible.

Un abrazo enorme a todos.

Namaskar mere dost!!!! (como dicen en Nepal)

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