Orchha, pueblo tranquilo donde los haya.
Vendedor callejero |
Llegamos a este pueblo buscando la tranquilidad y fueron muchas las personas que nos dijeron que llegaban las fiestas a este pueblo. Hoy es el día. Radha y Krishna se casan, como cada año por estas fechas y lo que es un pueblo tranquilo de 8000 habitantes se duplica hasta los 20000. Cosa que no sería preocupante si este pueblo tuviese más de cuatro calles.
Parada técnica |
Pilar nos cuenta su experiencia:
"La cosa fue de la siguiente manera, estaba yo limpiando cuando comenzó a oler ligermente a mierda, lo cual era extraño ya que limpiábamos ropa. Poco a poco el olor se fue intensificando, era ilógico que oliese tanto. Después de mirar en todos los rincones del baño y comprobar baldosa por baldosa que no había rastro alguno de mierda se me ocurrió mirar en la taza del water. Para mi sorpresa en el fondo asomaba silencioso un zurullo que había estado acechándome hasta aquel momento. Tal fue mi sorpresa y mi espanto al no saber que hacer con la cosa. Entonces caí: -Hostia!!!, la física!!!! las presiones!. Todo el agua que habíamos derramado por el sumidero que estaba detrás del water había subido por la bajante (ahora subiente) del mismo, haciendo progresar el mojón hasta acabar flotando en el agua como en su situación inicial (después de haber salido del culo de alguien). Tras intentar con unos cubos de agua devolverlo a la bajante sin conseguirlo, opté por cerrar la tapa y seguir lavando con más jabón".
En el palacio todo el mundo caga |
Nuestra primera intención del día era ir a darnos un baño al rio que pasa por el pueblo. Los lugareños dicen que está el agua limpia pero también dicen que se puede beber agua del grifo y si lo hiciéramos no saldríamos del water ni para ir a dormir. De todas maneras nuestra intención de la primera hora de la mañana era esa.
Entrada a la fortaleza de Orchha |
Gala con el guía |
Palacio real |
El palacio de los invitados es un edificio más grande que el palacio del rey y fue construido por dos arquitectos, uno musulmán y otro indio. Se puede ver la influencia de cada uno de ellos en la edificación. La decoración de Swastikas típica india se superpone con medias lunas y hay una mezcla de colores que va del azul y verde al rojo de la piedra.
Palacio de los colegas del Rey |
En seguida nos hicimos coleguitas del guía que de vez en cuando decía mirando las fachadas "muy bonito". Al final terminamos con él quedando para tomarnos al día siguiente unas garimbas sacadas baratas por algún colega suyo. Aquí las birras cuestan en torno a 120 rupias, algo menos de 2 euros y nos tomamos una muy de vez en cuando porque son caras. Si sabes donde comprarlas y eres de la zona la sacas por 50 o 70 rupias, la diferencia es considerable.
Potato callejero, riquísimo!!! |
Mientras comíamos hemos conocido a un vendedor de una tienda que estaba como loco por saber español. Con él hemos echado unas risas y aprendido a decir alguna palabra. Nos hemos tomado unos chais con él rodeados en algunos momentos por más de 50 personas. eso ha sido hasta que ha llegado la policía y nos ha pedido que no nos quedáramos allí porque estábamos colapsando la calle y hoy era un día muy especial.
Puesta en Orcha, sobre el rio |
Gala, Pilar y el chaval del cartel |
El guaperas |
Indios dándolo todo |
Todo esto aderezado con caballos que arrean
con un cable para que peguen botes y se revolucionen entre la multitud.
Durante un momento pasamos un poco de cague, caminábamos a contra corriente entre miles de personas que nos querían tocar, saludar o pasear a nuestro lado. Empujones, pisotones y mucha mucha policía nos hicieron desistir y por un rato estar junto al matrimonio y una bailarina transexual que bailaba poseida por algún espíritu bailongo.
Conseguimos salir de entre la multitud y aparcarnos en un lateral, junto a un hombre que allí había. Tras unos minutos fuera del peligro regresamos a comer al puesto callejero. Cenamos en el interior del comercio, en un pasillo en el que debía haber cucarachas con publicidad en los costados por su tamaño.
Tatuando "amor de madre india" |
De allí nos fuimos de retirada no sin antes ver otro espectáculo callejero. Dos chavales sentados en el suelo tatuaban con una máquina rotativa hecha por ellos a todo el que tuviera unas rupias. Los tatuajes carceleros que hacían eran de cárcel para ellos. Eso si, las medidas de seguridad e higiene que usaban eran extremas, limpieza absoluta. Bueno, no. Más bien lo hacían en el suelo, entre la basura, rodeados de mil cabezas que metían la nariz hasta posarla sobre la aguja. Una aguja que era la misma para todos. Daban unas ganas de tatuarse que alucinas... bueno, siempre y cuando quieras morir de una hepatitis, sida o polimorfondurritis. Mientras se tatuaban nos miraban sonriendo como diciendo "bua tio, mira lo que me estoy haciendo colega!!!!". Si, lo vemos, te estás suicidando!!!!
Sin dar la extrema unción nos hemos ido de allí buscando la paz del hotel. No sin antes volver a meternos en medio del mogollón. Allí casi hemos sido pisoteados por caballos a los que arreban una y otra vez. Gala casi cae en una acequia lateral llena de mierda hasta la altura de la rodilla. Vamos, que si cae allí lo mismo la dejamos y no la tocamos ni con un palo.
Al final y tras una larga hora hemos conseguido coger el camino que lleva a nuestro hotel.
Un día muy divertido que ha dado para mucho. :)