Nota: Hemos decidido por petición popular ampliar el tamaño de las fotos y de paso eliminar el efecto polaroid. Hora al hacer doble click sobre ellas se ven más grandes. No están tratadas de color ya que no nos es posible hacerlo con los medios que disponemos.
La llegada a Udaipur fue de madrugada. Llegamos con un tuc tuc que nos cobró 90 rupias por ser de noche, aunque rebajamos un poco el precio no había mucha opción ya que no había mucho tráfico a esas horas y los tuc tuc escaseaban. Nos abrió la puerta del Hotel Minerva una señora embuelta en un vestido típico de India. Llevaba unas telas de color naranja y se tapaba la cabeza. En la entrada había un chico durmiendo. Este chico trabaja en el hotel y se le ve de arriba abajo todo el rato.
La mujer nos preguntó cuanto teníamos pensado gastarnos, 600,400 rupias... nos enseñó la habitación de 600 rupias pero se escapaba del presupuesto así que fuimos a ver la de 400. En ocasiones el hotel tiene habitaciones por 300 pero lo tenían todo completo.
Nos quedamos con la habitación de 400 rupias y nos instalamos sin dejar pasaportes ni nada. La mujer nos dijo que al día siguiente lo habláramos con el jefe. El jefe se llama Santos. Es un indio que habla bastante bien el castellano, lo ha aprendido de tanto hablar con españoles y es un tipo bastante majo. Te ofrece ayuda constantemente y por las mañanas saluda muy amigablemente.
La habitación es amplia y el baño es occidental.
Tiene una terraza impresionante con vistas al lago Pichola.
Las calles de Udaipur no son coo las de Bombay o Ahmedabad, aquí hay mucho menos ajetreo y la vida se ve que va a otro ritmo. Cuando llegas aquí y ves como viven en esta ciudad es dificil entender que haya gente viviendo en ciudades como Bombay.
Paseamos por el casco viejo de la ciudad para hacernos un poco a la idea de lo que hay. Paseamos y nos subimos en un tuc tuc con un tipo que nos quería vender todo tipo de sustancias psicotrópicas. Nos llevó a ver otra zona del lago y un jardin botánico. Nos paseó por el centro de la urbe mientras hablaba por el movil. El tipo iba de porros hasta el culo. Nos entendíamos bastante bien con él y terminó dejándonos en la parte baja del barrio antiguo. Pensamos que nos habíamos perdido pero no fue así y aprovechamos para volver al hotel y comer un poco. Fue lo que se dice una especie de merienda cena ya que después ya no probamos nada más.
Por la noche nos quedamos en la terraza del hotel y a eso de las 12 de la noche pudimos ver fuegos artificiales que tiraban desde el medio del lago. Estuvo bastante bien.
Aunque Udaipur es muy bonito y tranquilo da mucho más juego las ciudades con barullo de gente. Este es un lugar para estar tirado completamente y olvidarte del mundo.
Es el primer día desde que salimos de Santander en el que hemos dormido una cantidad de horas lógicas.