Teniendo en cuenta que nos venían 11 horas de autobus camino a Jaisalmer el día de ayer nos lo tomamos en Udaipur con mucha calma. Fuimos a pasear antes y después de comer, primero por el otro lado del lago y luego bajamos a los Ghats a ver la puesta de sol.
Los Ghats son escaleras que se introducen en el agua, ya sea rio o lago. En el caso de Udaipur eran Ghats en el lago Pichola. el lago lo construyó un maharajá, es artificial y en las estaciones secas se llega a quedar sin agua. Ahora al haber finalizado los monzones está a tope!!!.
El agua llega casi hasta las escaleras superiores y la gente va allí a bañarse, lavarse, lavar la ropa o hacer ofrendas. Las mujeres son las que se encargan de la ropa mientras que los hombres hacen una labor más ociosa sobre los Ghats. Ellas no solo lavan la ropa, se sumergen casi por entero y se quedan con todo el cuerpo mojado. Sus telas se pegan a sus cuerpos y por lo que hemos podido comprobar no sienten ni el más mínimo pudor. Los guiris que allí vamos (somos guiris y hacemos cosas de guiris) con la cámara en mano tiramos las mismas fotos, uno tras otro. La gente del lugar ni se inmuta.
Terminada la puesta de sol cogimos nuestras cosas y nos fuimos en tuc tuc hacia la parada de bus. Nos toó esperar más de una hora, eso suponía llegar aún más tarde de lo previsto pero como no tenemos prisa no nos importó demasiado.
En la estación conocimos a todo un personaje. Llegó saludando a todo el mundo, su nombre Louis. De Orlando, U.S. Era funambulista y trabajaba en el circo, un tipo muy muy majo. Hablaba español, francés, italiano, inglés, ruso, hindi... vete tú a saber que más e incluso se atrevía a hablar en castellano con acento mexicano, todo un personaje.
Louis |
Cuando pasa un poco de tiempo aparece alguien de la zona y los espanta con un gesto parecido al de quitarse de encima una mosca. Ellos se alejan unos metros y vuelven a hacer el mismo gesto. Si les das algo se van y a los 10 minutos vuelven como si no fueran ellos los que ya te hubieran sacado algo. Tienen una mirada espectacular.
Montamos en el autobus dirección Jaisalmer. A Jaisalmer la llaman la ciudad naranja.
El viaje de autobus ha sido terrible. Era como caer dando vueltas por un terraplen, una auténtica paliza. Los baches eran tan grandes que en ocasiones no tocábamos el suelo. No solo eso, tumbados sobre la cama del autobus cuando llegaba el bache te elevabas y en la caida te desplazabas a los lados. Una locura. Por supuesto hemos dormido poco y mal. Cuando llevábamos casi 11 horas de viaje por la autovía del patatal el autobus se ha parado. A 10 kilómetros de Jaisalmer se ha averiado el trasto en el que viajábamos.
Nos hemos bajado y se ha montado una trifulca de cuidado. Dos personas en moto se han puesto a discutir. Casi se pegan. Cuanto màs se acaloraban más gente paraba y el autobus que no se movía. Al rato llegó un hombre montado en un Jeep. Sacó dos o tres llaves inglesas y en menos de 15 minutos había reparado el bus.
Mientras esperábamos allí abajo un hombre nos dio publicidad de su Ghest house. Y sin complicarnos ni media nos hemos ido para allá. 150 rupias por noche, los dos. Eso son 3 euros. 1,5 por persona y noche, no está mal. Hay que decir que no es el Royal Palace pero se puede estar.