PUSHKAR
Pushkar, sin lugar a dudas uno de los lugares más especiales de nuestro viaje. Allí conocimos a Osky y a Pilar y pasamos unos días fantásticos sin ruido ni suciedad.
Pushkar es uno de los cinco lugares de peregrinacion para los hinduistas devotos. Y uno de los pocos sitios en donde se puede visitar un templo en honor a Brahma.
Es un pueblo muy pequeño con una población aproximada de 15000 habitantes. El alcohol y las drogas están totalmente prohibidas en este pueblo centenario.
Entre otras cosas Pushkar es famoso por su feria de camellos anual que atrae a multitud de gentes de los alrrededores y visitantes extrangeros, en las fechas en las que esto ocurre los precios se disparan y encontrar un lugar en el que alojarse resulta una tarea complicada...
Para llegar a Pushkar hay que hacerlo desde la cercana ciudad de Ajmer y coger un autobús por 20 rupias de precio. Los autobuses salen con regularidad, son viejos y pequeños, van rápido y es mejor no mirar a la carretera de acceso ya que circula por una vía muy estrecha con bastante caida. En caso de accidente muerte asegurada.
El Guest House en el que nos quedamos era familiar, digo "era" porque nos consta, por Osky, que cerraron y se fueron a vivir a Udaipur. Este lugar era muy tranquilo, no tenía nombre y se encontraba junto a un lago mugriento al que tiraban toda la basura que juntaban en los restaurantes, como siempre, las vacas callejeras a primera hora de la mañana iban a este sitio aponerse hasta las patas. Este pequeño lago lo llamaban "Dirty Lake", su nombre lo dice todo.
El Guest House en cuestión era un lugar muy tranquilo llevado por una familia muy agradable que se tomaba las cosas con muchísima calma. No es que fuera especialmente limpio pero tampoco era sucio, digamos que había un poco de polvo y eso en India es limpieza total. Algún que otro bicho dentro de la habitación, saltamontes y arañas pero nada que no debiera ser muerto con escopeta.
En medio del pueblo encontramos el lago sagrado al que van a bañarse los peregrinos devotos de Brahma.
Las puestas de sol en el lago son increibles, el cielo se llena de color y el silencio es maravilloso.
El lago se encuentra bastante limpio y posee multitud de carteles de color amarillo que recuerda al visitante las normas de conducta, vestimenta adecuada, no acercarse con zapatos a la orilla, no hacer fotos, etc...
En las múltiples entradas al lago encontramos monos cabrones por todos lados que corretean por los tejados y roban fruta a los vendedores.
Cuando llegas a India te das cuenta que si los indios no fueran vegetarianos o no respetaran a los monos por su carácter sagrado los habrían asesinado a todos porque no paran, roban y hacen perrerías todo el rato.
Otro aspecto genial de Pushkar es la multitud de restaurantes para viajeros que hay. Muchos de ellos poseen "roofs" en lo alto para disfrutar de las vistas mientras se degusta algún plato típico indio. En estos lugares es fácil encontrarse con otros viajeros que en días posteriores nos volveremos a encontrar en otros lugares de India.
Los precios de estos restaurantes son muy asequibles y disponen de una variedad de platos asombrosa. Son geniales tanto para desayunar, comer o cenar. Hubo más de una tarde en la que no salimos del que se hizo la foto.
En sus calles se puede apreciar y sentir en la nariz una de las cosas más desagradables de India, los urinarios públicos. El hedor es nauseabundo y te entra hasta lo más profundo de tu cerebro. Por un lado piensas "que bueno, baños públicos (solo para hombres)" pero por otro te das cuenta que es imposible usarlos porque habría que mear en apnea y como tengas muchas ganas lo mismo mueres por falta de oxígeno. Si te caes en se pequeño espacio de mugre y peste estás muerto. Es tal la cantidad de escupitajos en las paredes que esta se tiñe de rojo anaranjado producto de los colorantes del tabaco que mascan constantemente.
Paseando por las calles de Pushkar y mientras la gente compraba me senté en un lateral de la calle a escuchar una canción que salía de uno de los comercios. La paz era absoluta y la canción volvía a mis oídos después de mucho tiempo. Disfruté un buen rato de aquella paz y aproveché a sacar la cámara y capturar aquellos momentos. Esta canción la oí bastantes veces antes de ir a India y esta vez la escuché de otra manera, diferente, en paz y tranquilidad, la paz y tranquilidad de India.
Pushkar nos dió esa paz que tanto necesitábamos tras el paso por ciudades como Bombay o Ahmedabad. En Pushkar reina el silencio y tiene algo de mágico que es dificil de explicar. Unos chicos de Gipuzkoa nos dijeron de ir al Lotus, nos lo recomendaron por ser un restaurante muy majo a orillas del lago y a pesar de esperar horas hasta recibir nuestra comida fué el lugar donde Pilar apareció en nuestras vidas, sobre todo en la mia.
Pushkar es uno de los cinco lugares de peregrinacion para los hinduistas devotos. Y uno de los pocos sitios en donde se puede visitar un templo en honor a Brahma.
Es un pueblo muy pequeño con una población aproximada de 15000 habitantes. El alcohol y las drogas están totalmente prohibidas en este pueblo centenario.
Entre otras cosas Pushkar es famoso por su feria de camellos anual que atrae a multitud de gentes de los alrrededores y visitantes extrangeros, en las fechas en las que esto ocurre los precios se disparan y encontrar un lugar en el que alojarse resulta una tarea complicada...
Para llegar a Pushkar hay que hacerlo desde la cercana ciudad de Ajmer y coger un autobús por 20 rupias de precio. Los autobuses salen con regularidad, son viejos y pequeños, van rápido y es mejor no mirar a la carretera de acceso ya que circula por una vía muy estrecha con bastante caida. En caso de accidente muerte asegurada.
El Guest House en el que nos quedamos era familiar, digo "era" porque nos consta, por Osky, que cerraron y se fueron a vivir a Udaipur. Este lugar era muy tranquilo, no tenía nombre y se encontraba junto a un lago mugriento al que tiraban toda la basura que juntaban en los restaurantes, como siempre, las vacas callejeras a primera hora de la mañana iban a este sitio aponerse hasta las patas. Este pequeño lago lo llamaban "Dirty Lake", su nombre lo dice todo.
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| Guest House en Pushkar |
El Guest House en cuestión era un lugar muy tranquilo llevado por una familia muy agradable que se tomaba las cosas con muchísima calma. No es que fuera especialmente limpio pero tampoco era sucio, digamos que había un poco de polvo y eso en India es limpieza total. Algún que otro bicho dentro de la habitación, saltamontes y arañas pero nada que no debiera ser muerto con escopeta.
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| Lago de Pushkar desde el Lotus |
En medio del pueblo encontramos el lago sagrado al que van a bañarse los peregrinos devotos de Brahma.
Las puestas de sol en el lago son increibles, el cielo se llena de color y el silencio es maravilloso.
El lago se encuentra bastante limpio y posee multitud de carteles de color amarillo que recuerda al visitante las normas de conducta, vestimenta adecuada, no acercarse con zapatos a la orilla, no hacer fotos, etc...
Cuando llegas a India te das cuenta que si los indios no fueran vegetarianos o no respetaran a los monos por su carácter sagrado los habrían asesinado a todos porque no paran, roban y hacen perrerías todo el rato.
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| Monos en la entrada al lago de Pushkar |
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| Vistas desde nuestro restaurante favorito de Pushkar |
Otro aspecto genial de Pushkar es la multitud de restaurantes para viajeros que hay. Muchos de ellos poseen "roofs" en lo alto para disfrutar de las vistas mientras se degusta algún plato típico indio. En estos lugares es fácil encontrarse con otros viajeros que en días posteriores nos volveremos a encontrar en otros lugares de India.
Los precios de estos restaurantes son muy asequibles y disponen de una variedad de platos asombrosa. Son geniales tanto para desayunar, comer o cenar. Hubo más de una tarde en la que no salimos del que se hizo la foto.
En sus calles se puede apreciar y sentir en la nariz una de las cosas más desagradables de India, los urinarios públicos. El hedor es nauseabundo y te entra hasta lo más profundo de tu cerebro. Por un lado piensas "que bueno, baños públicos (solo para hombres)" pero por otro te das cuenta que es imposible usarlos porque habría que mear en apnea y como tengas muchas ganas lo mismo mueres por falta de oxígeno. Si te caes en se pequeño espacio de mugre y peste estás muerto. Es tal la cantidad de escupitajos en las paredes que esta se tiñe de rojo anaranjado producto de los colorantes del tabaco que mascan constantemente.
Paseando por las calles de Pushkar y mientras la gente compraba me senté en un lateral de la calle a escuchar una canción que salía de uno de los comercios. La paz era absoluta y la canción volvía a mis oídos después de mucho tiempo. Disfruté un buen rato de aquella paz y aproveché a sacar la cámara y capturar aquellos momentos. Esta canción la oí bastantes veces antes de ir a India y esta vez la escuché de otra manera, diferente, en paz y tranquilidad, la paz y tranquilidad de India.
Tras varios días en Pushkar continuamos camino hacia Jaipur, la capital del Rajasthán. Aquí nos despedimos de Osky al que no volveríamos a ver en India y con el que nos hemos encontrado varias veces en España. A Pilar la encontramos días después en un autobús y se quedó con nosotros por mucho tiempo.
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| Nuestra primera noche en Pushkar |
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| Tardecer en el lago de Pushkar |
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| Camino de Jaipur, chupando la barra de la ventana mugrienta |
Espero volver pronto a este pequeño pueblo que verdaderamente tiene algo de mágico.
Un autobús igual de pequeño que el que nos dejó en Pushkar nos llevó de vuelta a Ajmer. En la estación, los conductores, gritaban una y otra vez el nombre de destino de sus autobuses mientras te empujaban al interior o discutían entre ellos para ver quien te llevaba. En Ajmer cogimos otro autobús que nos dejó en Jaipur.
Pushkar merece mucho la pena a pesar de ser una especie de mercadillo hippy en el que poder comprar mucha ropa de calidad variable.
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Hasta otra ;)
Namasté :)
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