jueves, 31 de enero de 2013

UNA BODA INDIA

Las bodas en India pueden ser una experiencia increíble y aunque resulten, en el preciso instante de la celebración, una auténtica pesadez con el paso del tiempo se puede decir que merece la pena haber vivido algo así. Eso si, una y no más por dios!.


Aunque en su día hicimos un post relatando como fue aquella experiencia ahora vamos a contar paso a paso las partes en las que se compone una boda India, al menos lo que nosotros vimos que no fue poco.

Las bodas indias se componen de varios días de celebraciones...








Previos de boda
Hay que decir antes de nada que la boda a la que asistimos era medio hindú medio musulmana, una cosa rara pero posible. Además hay que añadir que la zona donde se produjo la ceremonia fue el estado del Rajasthan, este estado es particularmente diferente a otros estados de India, no solo en costumbres sino también en modo de vida, sus ciudades son diferentes y es normal escuchar el sonido de las mezquitas en los momentos de oración.





Las prácticas y ritos de este tipo se remontan a 2000 a.c. y representa la "samskara" (confianza sagrada).
No solo es una unión entre dos personas, las familias de ambos se unen para siempre.

La ceremonia tradicional hindú se divide en tres fases, la primera es la "homa" de ofrenda al fuego, la segunda es la "panigrahena" que indica el vínculo de unión entre los novios y por último el "satapadi" que consiste en las siete vueltas que tienen que dar los novios al rededor del fuego sagrado.
Al finalizar las vueltas se leen mantras y textos sagrados para invocar las bendiciones a la unión de la pareja.

Dicho esto pasamos a relatar lo que para nosotros fue un calvario de día que empezó muy temprano, a eso de las 6 de la mañana y terminó a eso de las cuatro y media de la mañana siguiente, una hora a la cual aún las vacas, que rondan a todas horas por la calle, estaban aún sin poner. A esas horas aún no se han llenado de suciedad las calles y hasta huele bien en los peores sitios.

Recuerdo que tras levantarnos nos acicalamos y nos pusimos nuestras mejores vestimentas, en mi caso me afeité la barba, cosa que no había hecho en los últimos diez años. Lo hice a petición del novio. Me pregunto yo ahora a santo de qué pelotas me pidió semejante cosa.

Lo primero que hicieron fue sentarnos en la terraza del hotel, hacía un día precioso en la ciudad de Jodhpur y allí los invitados occidentales coincidimos juntos por primera vez.
Algunos se preguntaban si había que llevar regalo, cosa que hicieron un par de ellos. Nosotros regalamos nuestra asistencia y yo en particular mi barba.



Tras esperar no menos de una hora nos llevaron en coche y tuc tuc al lugar donde nos recogerían los autobuses que nos acercarían a la pequeña ciudad de Myrte.

En este momento nos separaron, a los hombres, de las mujeres. Ellas en un autobús viejo viejísimo y nosotros, los hombres, en uno algo más moderno. Estos autobuses llevan una tapa delantera, justo donde va el radiador que se levanta y deja entrar un chorro de aire "fresco" (en el Rajasthan el aire nunca es fresco) directamente en el motor y evita ligeramente los calentamientos de estos motores tan pesados a la vez que contaminantes.

Aunque en la foto se ve a gente sobre el autobús hay que decir que fueron todos dentro pero que les encanta hacer la cabra.



Tras un puñado de horas, cerca de tres, viajando por carreteras desiertas llegamos al pueblo de Myrte, no había señales del autobús de las mujeres y nos pasaron, tras un breve paseo por el pueblo, en el que parecíamos estrellas del rock, a una vivienda de grandes dimensiones. Aquí se celebraría una especie de aperitivo previo a la boda. En la planta superior nos sentaron en el suelo y nos sirvieron comida vegetariana en su mayor parte y algo de cordero. De postre unos dulces muy dulces con parecido a unas natillas con unas bolas plateadas que no tenían pinta de poderse comer y que algunos dijeron que estaban muy buenas.
La comida llegaba sin parar y ninguno pensamos que luego habría más, así que comimos bastante.


El reparto de la comida

La comida se elabora por completo en la misma casa de invitados en la que comimos el aperitivo. Allí unas mujeres en unos perolos bien grandes hacían la comida mientras cruzaban miradas con los occidentales. Daba toda la sensación de que era la primera vez que veían uno, y no solo uno, éramos doce. Sobre nuestras cabezas unos paños enormes evitaban el duro sol del Rajasthan y la gente comía sin parar aquella rica comida. Seguíamos sin noticias de las mujeres.



En la parte inferior de aquella gran vivienda los mayores del lugar hacían las veces de vigilantes y nos ofrecían sonrisas a nuestro paso o carcajadas tras una foto. En ese momento ya intuíamos que íbamos a ser la atracción principal de la boda aquella pero no sabíamos cuanto.
No quedaba muy claro quien era quien y no había señales del novio al cual conocíamos y era el dueño del Guest House en el que estábamos.


Tras un par de horas allí comiendo bastante y cansados de tanto dulce y de estar sentados en el suelo empezamos a circular por aquella casa. Había pasillos que estaban llenos de gente y estaba claro que a nosotros nos habían puesto en el mejor de todos los sitios posibles, a la fresca. En uno de esos paseos alguien encontró a las mujeres. Alguna bastante agobiada por sentirse como un mono (literal) y la circunstancia de haber sido apartadas y estar rodeada de hombres que no eran sus parejas. Todo lleno de indios pesados que incluso robaron las botas de Idoia.



Terminado el aperitivo-comida nos sacaron de aquella casa y tras pasar por la puerta de entrada y saludar a los familiares más viejos de los contrayentes andamos un rato por la ciudad. Hay que decir que no nos miraban con mucha simpatía y reposaban sus culos en sillas de chiringuito mientras tomaban té y asentían con la cabeza a nuestro paso en señal de saludo. Algunos tenían esa mirada de curiosidad en su cara propia de quien por primera vez en su vida ve a un orangután colgado de un árbol.


El paseo por las calles de Myrte duró unos quince minutos y nos llevaron por calles estrechas que parecían las de un pequeño pueblo. estas calles se fueron ensanchando hasta que  nos dimos cuenta que no era tan pequeño aquel pueblo y nos encontrábamos en un barrio periférico. Así es como llegamos a la puerta de un hotel donde empezaría nuestra epopeya de esperas aburridas. Primero fue la entrada del hotel, la cual se empezó a llenar de gente por nuestra presencia.


De ahí y viendo que nuestra seguridad empezaba a ser un problema nos encerraron en una habitación de dos camas. Aquello empezaba a parecer un secuestro en toda regla. Con dos vigilantes de mirada extraña que sujetaban la puerta ante los envites de los oriundos del lugar que no querían perderse por nada del mundo la atracción principal de la boda, nosotros. No sabría decir el tiempo que estuvimos allí metidos pero a mi me entró el agobio y preferí salir con la cámara y descubrir con mis propios ojos lo que pasaba allí fuera. La cosa prometía.



En el exterior había un grupo de música ataviado con trajes muy raros, eran como una orquesta típica de equipo de fútbol americano pero con gorros más próximos al antiguo ejército británico, una cosa rara que metían un ruido de espanto y miraban a la cámara con curiosidad. El sonido en el exterior del hotel era bastante alto, como todo en India no había límite en cuanto a volumen, lo habían puesto a TOPE!!. Tras la foto la gente empezó a rodearme, a mi y al resto de la gente que poco a poco fue saliendo de aquella habitación de hotel.




La media de edad en India es muy baja y el número de niños es espectacular. Nos rodearon por completo, todos querían bailar pegados a nosotros y los organizadores empezaron a tener un poco de miedo de que la situación se desbordara y llegaran a atosigarnos demasiado, personalmente me lo estaba pasando de miedo entre tanto crío alborotado. Todos me pedían fotos y no una sino un montón de fotos. Hasta tal punto que decidí guardar la cámara.



Cuando digo que había mucha gente en realidad quiero decir que era difícil moverse y resultaba en algunos momentos bastante pesado ya que todo el mundo te agarraba o tiraba de tu ropa intentando llamar tu atención. Todos querían salir en la foto, absolutamente todos. Era una locura.


La organización del evento decidió llevarnos a otro hotel que estaba apartado de este y así apartarnos un poco de aquella muchedumbre, para ello nos llevaron otra vez en la misma dirección de la que llegamos un rato antes y pasamos por la estación de tren del pueblo, a nuestro paso las gentes del lugar que no estaban invitadas a la boda se percataban de nuestra presencia y aquello parecía que pasaba de boca en boca como si hubiera llegado el príncipe de Gales a la ciudad.




La estación de trenes por la que pasamos era muy curiosa ya que tenía un tren de mínimo tamaño, tan pequeño era que solo tenía un vagón y la gente, como siempre, subía a empujones incluso por las ventanas.
Allí unos niños me decían que Rafa Nadal era el mejor tenista del mundo y una chica Suiza le contestaba que no, que el mejor era Roger Fedderer. Yo en medio y sin intervenir. Así llegamos a nuestro nuevo hotel de la larga espera.




El nuevo hotel era peor que el anterior pero tenía una cosa buena, no había gente intentando entrar para tocarnos o hacernos fotos, se podía estar tranquilo. Nos dijeron que nos daban varias habitaciones para echarnos la siesta o ducharnos y en ese momento todos decidimos que no, que ya habíamos pasado mucho tiempo en la otra habitación y que allí la única que podía dormir era la japonesa, esa se quedaba dormida sentada en un palo. Así que nos dijeron de subir a la terraza. Desde allí se veía gran parte de la ciudad y se escuchaba perfectamente la llamada a la oración de las mezquitas.



Al principio pareció una buena idea, lo que no sabíamos es que nuestros cuidadores o vigilantes o guardaespaldas eran tan pesados como los que había en la calle o más y ahora nos tenían por entero para ellos. Mientras tanto en los al rededores los niños se acumulaban como el polvo y salían de todas partes gritando para llamar nuestra atención. Poco a poco las terrazas colindantes se fueron llenando de cientos de niños que como en el cuento del flautista de Hamelin terminaron acercándose hasta donde estábamos nosotros. Primero nos tiraban besos, luego, como ya no les hacíamos tanto caso fueron piedras y alguna de estas nos alcanzó de lleno, a mi una en toda la cara, menos mal que venía bajando que sino me salta la nariz. Según me dió la pedrada me giré y se hizo el silencio entre los niños mientras iban poco a poco elevando sus brazos señalando al que había lanzado la piedra que con cara de haber sido traicionado por sus compañeros se fue del lugar sin decir palabra, fue muy gracioso.
Puesta de sol en Myrte


Esperando el final de la espera
El problema de estar allí sin moverse era que el tiempo iba pasando y lo que en principio iba a ser una espera breve se convirtió en una espera laaaaaaaaaaaaaaarga, muy larga. Tanto que se nos echó la noche encima, los niños se fueron y nos quedamos a solas con nuestros vigilantes que jugaban con una botella de coca cola a algo que se podía situar entre el fútbol y la lucha libre y que prometía a uno de ellos cayendo terraza abajo en cualquier momento.  Nosotros nos sentamos a pasar de la mejor manera posible aquel momento tedioso.






El novio
Nosotros preguntábamos una y otra vez si era para mucho aquella espera pero siempre contestaban que ya estaba, que en un rato nos íbamos, así que dejamos de preguntar. En un momento dado y cuando creyeron oportuno nos sacaron de allí y nos devolvieron al hotel anterior donde nos esperaba un montón de gente y entre ellos el novio vestido para la ocasión con sus mejores galas.
Sentado en una silla esperaba la llegada de la carroza que le llevaría con un pasacalles hasta el lugar de la ceremonia. Creemos que en le tiempo que estuvimos en aquella terraza ocurrieron más cosas relacionadas con la boda pero como no nos contaban nada pues nos quedamos sin saberlo.
El novio llevaba la cabeza cubierta de flores y tras él, en la foto, aparece uno de nuestros captores, va de azul con baqueros y chanclas, si alguien lo ve por favor llame a la policía.






La carroza del novio


Sacaron al novios en volandas y lo subieron a una carroza, ya era de noche y para que lo viéramos con calma nos subieron al balcón principal. Parecíamos los pregoneros del pueblo y volvimos a hacer lo que nos dio la gana y bajamos a verlo todo desde abajo, no sin antes tirar alguna foto. Una vez abajo nos colgaron collares de flores naranjas. Se arrancaban los pétalos y se lanzaban al aire convirtiéndose en una batalla de pétalos que cubría el suelo y nuestras cabezas de color naranja, fue muy divertido aquel rato.



A tope con el volumen
El pasacalles fue posiblemente lo mejor de todo. Cada pocos metros había unas carrozas llenas de altavoces de sonido infernal que proyectaba la música por toda la ciudad, estar detrás de estas maquinas infernales era horrible, me pregunto si no se darán cuenta que un poco más bajo no distorsiona y se escucha mejor. Lo llevan a todo lo que da, es una locura. Todo el mundo se sabe las canciones y resultan muy pegadizas a la vez que raras.








De allí llegamos al lugar de la ceremonia. Un recinto enorme con muchísima gente comiendo. La comida la cogían de unas mesas largas donde otra gente preparaba in situ todo el montón de alimentos que ponían. Pimientos rellenos, pasteles, lentejas, garbanzos, dulce... de todo y todo muy rico.



Había tanta comida que a mi se me cerró el estómago  y apenas comí. Con lo que habíamos cogido nos sentamos cerca de donde se producía la ceremonia principal. En un escenario, el novio, rodeado de hombres mayores realizaban los actos propios de la ceremonia, todo ello con la mujer en otra zona del recinto. Los hombres lo celebran por un lado y las mujeres al otro lado de una gran lona. Pero daba igual, ya que todo el mundo nos miraba a nosotros y al cabo de un rato volvíamos a estar rodeados de decenas de niños y no tan niños que se reían y gritaban a nuestro al rededor.


Una vez terminado el acto nos hicieron subir a felicitar al novio, el cual te daba tres besos y un gran abrazo. Su cara al darnos los abrazos mostraba una enorme felicidad.





La novia, en algún lugar bajo las flores
Al rato las mujeres se fueron a visitar a la novia. Hay que recordar que este es el pueblo de la novia y que al día siguiente se vivía otra ceremonia parecida en Jodhpur, la ciudad del novio.
Solo las  mujeres pudieron pasar y saludar a la novia, la hicieron unas fotos y volvieron con el resto de occidentales a la zona de los hombres. Allí seguimos comiendo un rato y luego nos volvieron a recoger a modo rebaño para llevarnos a casa, al menos eso pensábamos, serían las diez y pico u once de la noche.



A la novia no se la veía tan feliz como al novio, se pasó buen rato llorando con cara triste

Cuando nos sacaron del recinto del bodorrio pensamos que nos llevarían para casa pero no, tras un largo paseo terminamos en una plaza en la que había dos vacas que estaban todo el rato a leches y un autobús. Ya no iba a haber separación entre hombres y mujeres y nos aburriríamos todos juntos. Allí pasamos encerrados varias horas, sin baño. Los  chicos lo teníamos fácil pero las chicas no, de hecho fue un problema ya que el autobús estaba lleno de gente del pueblo que nos miraban como si el circo hubiese llegado a la ciudad.

PAsamos en este autobús sin movernos cerca de tres horas, rodeados de guardaespaldas

Cosas de India, días después en una ciudad alejada de Myrte nos encontramos con un chico que estuvo en la boda y nos reconoció, nos contó que nos habían sacado del recinto porque la cosa estaba algo tensa entre varios grupos de personas y se ve que al final terminaron dándose palos unos a otros. Para evitar que aquello nos afectase nos sacaron de allí y no nos dijeron nada.


Llegamos a Jodhpur a primera hora de la mañana, cuando estaban a punto de asomar los primeros rayos de sol, las calles estaban desiertas y hacía un fresco que no habíamos visto en toda nuestra estancia en India.

Al final lo que parecía que iba a ser un día divertido se convirtió en un día extraño que posiblemente nunca olvidaremos.



Namasté mere dost!!!!! ;)



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